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lunes, 30 de marzo de 2015

El nido y el artista

Llamémoslo limpieza de primavera, llamémoslo arrebato, llamémoslo síndrome del nido. El caso es que a cuatro meses de dar a luz, no suelto el trapo. Quienes me conocen desde el principio de los tiempos no salen de su asombro, y es que yo soy de ese tipo de personas a las que el desorden no les afecta en absoluto. A mí no me suponía (y espero que no me vuelva a suponer una vez pasada esta fase terrible) ningún problema ni los juguetes que aparecían en cualquier rincón de la casa, ni que la cámara de fotos estuviera en el cajón de las medicinas, ni que en mi armario convivieran alegremente prendas de todos los miembros de la casa sin orden ni concierto, ni que al ir a buscar una cita médica en el montón de los papeles médicos me saliera como por arte de magia un acta de notas de tercer año de carrera. Yo era feliz así, lo juro.

Pero hace unas semanas empezó a barruntarme un come-come mental que no me dejaba descansar…"esto hay que restregarlo bien", "este armario necesita una limpieza a fondo", "ese mueble ahí molesta, tengo que darle una vuelta a ver dónde me queda mejor", "voy a empezar por ese rincón y voy a dejar la cocina reluciente"…y así el día entero.

El artista, los materiales y otra de sus Obras
Al final he tenido que atender a la llamada ancestral de la mamífera que llevo dentro y ponerme a arreglar mi nido, prepararlo para lo que vendrá. Hay que dejar la casa decente para recibir al nuevo miembro de la familia, no sea que le demos mala impresión a laniña y pida el traslado. 

Es decir, que me paso los ratos libres que tengo restregando paredes, refregando techos, limpiando interiores de muebles y cajones, vaciando armarios, llenando bolsas de ropa que hace años que no uso, moviendo cómodas, sacudiendo colchones y realizando un sinfín de tareas que hasta hoy solo eran un recuerdo lejano de mi primer embarazo, pero multiplicado por diez: en aquel entonces vivíamos en un piso en Madrid, de 50 o 60 metros cuadrados y una solo habitación. Es una cuestión lógica: a más metros disponibles, más mierda que acumulas. Esto es así en todas las casas (espero que sea así en todas las casas).

En fin, que en este afán destructor de cualquier atisbo de desorden o germen que invada nuestro hogar no hay nada ni nadie que me pare, una fuerza sobrehumana se ha apoderado de mí y llevo días tirando camisetas viejas sin dolor, rompiendo papeles que llenaban cajones sin ninguna razón más allá de la conocida “déjalos ahí porsiacaso”… todo iba según mi mamífera prepara-nidos tenía planeado hasta que ayer, en uno de esos momentos de quedarte tostao mirando al infinito que tiene la vida, me fijé en el punto de la casa en el que M. hizo su primer dibujo: la pared del cuarto de los juguetes/instrumentos/ropas varias. Es una obra de arte abstracto consistente en unas cuantas rayas a lápiz que surcan esa pared desde hace más de un año y que nunca me había planteado borrar. Me acuerdo del día que las hizo, de cómo me miró orgulloso de su dibujo y de cómo yo, arrodillada para observar mejor la primera creación artística de mi polluelo, aplaudí a manos llenas y con una sonrisa idiota como la fan incondicional suya que soy.

¿Hay huevos a borrarlo? ¿Es mi síndrome lo suficientemente fuerte como para borrar esas líneas, esas armoniosas figuras de calidad superior a las de Altamira?

NO.


He pensando que la mejor solución va a ser rodear los garabatos con rotu rojo fosforito para que nadie ose nunca jamás eliminar semejante maravilla de la Historia del Arte: así conservo La Obra y puedo seguir dando rienda suelta a mi limpieza de nido, meneando el barrigón al ritmo del trapo mientras dejo el resto de la pared como los chorros del oro :D

3 comentarios:

  1. Hola Paula, ¿que tal estás?
    A mi me toca opositar este año, por E. Infantil a ver que pasa, porque entre blog, niños y casa....tu me entiendes jajaja
    Y ni te cuento cimo fué mi sindrome del nido. Yo soy como tu, la casa muy limpita, eso si, pero siempre hecha un desastre, en cuanto a desorden, a mi o me faltan cajones y armarios o me sobran papeles, libros, juguetes ropa... algo pasa.
    Pero chica en el segundo embarazo me dió la ventolera por limpiar, ordenar, tirar y tan exagerado fué que hasta organicé los tornillos y demás inutilidades de la caja de herramientas....
    Cuando me acuerdo me digo a mi misma, que clase de abducción mental u hormonal me entró a mi?
    De locos, jajajaj un abrazo.

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    1. Hola! ay las oposiciones...lo conseguiremos! y el síndrome..jaja qué te voy a contar! un besito!!

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  2. Ay, el síndrome del nido... yo de momento no lo sufro, pero todo se andará.
    En cuanto a la obra de arte de la pared, yo tampoco tendría huevos a borrarla jejejeje

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