Páginas

miércoles, 1 de octubre de 2014

La lógica aplastante

Yo ya escribí aquí un día que M. tenía una grandísima maniobra para sacar la miga del pan y dejar la corteza vacía. Eso mola. Lo que no ha molado nada de nada ha sido lo que ha hecho hoy, que es para prohibirle volver a acercarse a cualquier cosa parecida al pan hasta que tenga, así por decir una edad razonable, unos 30 años. 

Uno de esos días en los que todavía
no partíamos el bollito de pan.
La historia comienza con el hecho de que una parte bastante importante de nuestro día a día es la visita a la panadería de mis tíos, ya sea a pie dando un paseo o en coche según pasamos por la puerta del horno de camino a algún sitio. Hoy ha sido uno de estos días de ir en coche, aparcar en la puerta y salir a por el pan y a por el bollito de pan de rigor que mi tía suele regalar al enano. Hecho esto y ya de vuelta los dos en el coche, yo he hecho lo que hago habitualmente desde que el enano ya es más mayorcillo: partir el payesito por la mitad, dárselo para que vaya comiéndose la miguita caliente y enfilar la carretera. No sé, el niño ya es un poco mayor y come solito este tipo de cosas inocentes como lo es el pan, mucho más cuando voy controlando por el retrovisor la operación una media de siete veces al minuto. 

Bueno, pues así las cosas, en un primer vistazo por el mentado retrovisor, he visto cómo cogía un trocito de miga y se la comía; en un segundo vistazo, he visto cómo terminaba de coger otro trocito y lo llevaba entre sus dedos hacia la boca; en un tercer vistazo, le he visto con un trozo de miga en el dedo índice, de esto que se le había quedado pegado. Hasta aquí, todo bien. Pero en el cuarto vistazo, pues casi infarto: la miga le colgaba de un agujero de la nariz como si fuera un enorme moco de color blanco; un quinto vistazo ha bastado para cerciorarme de que los movimientos que hacía con el dedo no eran para sacársela, no, eran para meterla más adentro. En el sexto y séptimos vistazos lo único que he hecho ha sido asegurarme de que estaba bien, de que no se estaba poniendo de color morado y de que no le daba la ventolera de hacer lo mismo con el otro orificio nasal. 

Afortunadamente para todos, no le ha dado. Ha seguido tan pancho comiendo miga y mirando el paisaje, con el agujero izquierdo totalmente lleno de miga. Yo ahora lo cuento de chufla, pero en el momento no me ha hecho ni puñetera gracia. Total, que en esta tesitura hemos llegado a casa de mis padres (todo el show no ha durado más de dos minutos, en realidad) y allí he llegado yo con el niño bajo el sobaco aporreando el timbre y alertando a mi padre de la situación a gritos, abre que traigo un niño con un orificio llenito miga. Nos hemos puesto manos a la obra en lo más parecido a un quirófano que hay en una casa de bien: el baño materno. 

La primera opción ha sido el bote de laca, a ver si rociando el ambiente al muchacho le daba por estornudar y el proyectil salía solo disparado hacia el suelo. Bueno, pues no. Lo juro, parecía que el niño se había criado en una peluquería y que tenía la pituitaria hecha a ese tipo de olores, porque no ha meneado ni un ápice la nariz. Menos mal que teníamos un plan B en la manga, y ha sido el que ha dado resultado: yo he agarrado las manos del niño entre mis piernas y con las manos he abierto el agujerito de su mininariz cuanto he podido, mientras mi padre -previa retirada de gafas como todo buen profesional para ver bien de cerca- procedía a la extracción del cuerpo extraño con unas pinzas de depilar. Rápido, indoloro y eficaz, el resultado ha sido inmediato. Adios a la miga, hola tranquilidad. A todo esto, el niño se dejaba hacer diciendo de vez en cuando "¡susto!".

Hace un rato le he preguntado que por qué había hecho de meterse la miga en la nariz, que por qué se le ha ocurrido esa locura y que en qué cabeza cabe; él, sacando toda esa lógica que tienen los niños y que muchas veces los adultos nos empeñamos en no ver, coge y me dice: "paa oyer" (para oler).

Yo y los diez años de vida que he perdido hoy, nos hemos quedado de piedra. 

14 comentarios:

  1. Jajajá! Lógica aplastante ;)

    ResponderEliminar
  2. Mneudo susto!!! entiendo lo de los 10 años menos de vida...el año pasado estaba sustituyendo a una compi en otras oficinas q tiene la empresa para q la q trabajo y una de las ciompañeras de allí tiene dos niñas, la mayor, había empezado en el cole y aún recuerdo la casa de angustia cuando la llaman al móvil del colegio para decirla q vaya a buscar a su hijia, q se ha metido una piedra en la nariz y tiene q llevarla a urgencias. La profe la había dicho a la niña q se sonara, para vre si así salía...pero la niña no sabía sonarse y lo q hizo fue sorber, con lo cual la piedra se fue aún más dentro en la nariz... dos horas después volvía mi compi a la oficina. Con las pinzas como hicisteis vosotras no hubo forma, se lo habían tenido q sacar con un aspirador, lo siguiente era operar :-(

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. jolin...no es lo mismo una piedra, claro!! eso no es de guasa!! menudos sustos...

      Eliminar
  3. ajajajaja, me meo con tu niño. Yo cuando tenía unos diez años me metí una bolita de eso blanco en lo que vienen envueltos los frigoríficos y las lavadoras...( no me acuerdo como se llama). Todavía me acuerdo de lo mal que lo pasó mi madre sacándomela, mucho peor que yo.
    Ya verás cuando se lo cuentes cuando sea más grande, se va a reir un montón, aunque ahora a tí no te haga ni pizca de gracia.
    Un besito

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. jajajaja hoy ya me río más, pero qué sustoo!! yo me metí la rueda de un micromachine... jajaja

      Eliminar
  4. Ains Paula, sustaco de narices! (broma fácil también, jejeje...)
    A Peque siempre lo he pillado justo a tiempo y no le ha dado mucho por ahí, para mi salud mental, uf, uf...
    Besotes!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. jaaajajaj me meo con lo del susto de narices jajaja! menos mal que has llegado siempre a tiempo...estos sustos no molan!!

      Eliminar
  5. Madre mía!!!! Me pongo del hígado con los atragantamientos y obstrucciones nasales!!! Yo mirando x el retrovisor acabo dando frenazo fijo!!¡
    Bs

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ya, era un lugar de esos imposibles de frenar....pero ganas no faltaron!! :)

      Eliminar
  6. Blogger se acaba de tragar mi comentario fjkwhdofjldkfjsldfj!!!
    Te decía que me he partido el culo leyéndote, pero soy consciente de que el susto para tí ha debido de ser gordo.
    Mi ahijada una vez se metió un cacho de cera por la nariz y no había manera de sacársela, se le quedó atascada, tuvieron que ir al hospital...
    Estes niños nos sacan años de vida en cero coma

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. jajajaj son unos ca-----!! menudo susto hijamia! un besito!

      Eliminar
  7. Es un sustaco pero lo cuentas con tanta gracia jajajaja hija es que el pan huele muy bien

    ResponderEliminar
  8. Que susto chica!... pero que sabio tu hijo, si es que... no hay nada como el olorcito a pan recien hecho! :)))

    ResponderEliminar