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domingo, 6 de octubre de 2013

La fama

Hay por ahí un dicho que reza: coge fama y échate a dormir. 
Esto, a mí, se me ha cumplido mogollón de veces. Mogollón. Por ejemplo: que se han perdido una llaves, a saber dónde las dejó Paula; que se queda el buzón abierto, ya le vale a Paula; que se destiñe una lavadora por una camiseta roja, ya ha puesto Paula la lavadora, ¿a que síííí?, y así hasta el infinito. Como veis, mi fama de desastre no es que me haya traído buenos momentos precisamente.
M. con su camiseta
Pero al padre de mi retoño, ay al padre de mi retoño lo bien que le ha venido su fama. El padre de lo que tiene fama es de melómano, de loco de la música, aunque acepto también que se le defina como friki. Yo misma se lo digo a menudo, pero como de estrangis:
-¿Qué haces, ordenando los discos por orden de edición o por orden cronológico según la fecha de fallecimiento del autor?
-No, hombre, por categoría y fecha de primera edición, me responde serio, asomando la cara y la melena entre las montañas de discos.
-Ah, bueno, me dejas más tranquila-, respondo yo.
El caso es que hay una tendencia clara, cuando un tipo como el padre de M. se decide a tener un hijo, mediante la cual se da por buena una premisa: la gente da por hecho que la descendencia también va a ser una loca de la música. De este modo, y desde unos días antes de nacer, mi chiquitico inquieto pudo contar entre sus pertenencias con, al menos, cuatro camisetas musicales: de Nirvana, de los Rolling, de los Ramones y de Aerosmith. Minicamisetas adorables que se escapaban de los dedos del padre de la pura emoción de imaginarse al niño con ellas puestas.
Son este tipo de camisetas que a nosotros nos molaron a tope y a los abuelos/tías/gente mayor de las respectivas familias, les horrorizaron más a tope si cabe: los niños con esas cosas parecen adolescentes, menuda horterada o esto antiguamente ni se planteaba para un recién nacido. Bueno, yo de recién nacido no se lo puse, básicamente porque no le valían. Y ayer, ayer fue el día en el que mi niño entró al fin en la camiseta de Nirvana que le regaló Ana. Oooooh yes.
La cara del padre cuando bajé las escaleras con el niño encaramao a mi cuello, enfundado en ese emblema del grunge que es la cara amarilla y sonriente de Nirvana, fue un poema, un poema de emoción y de alegría, de alucine total.
Se le fue el resto de la tarde en perseguirle alrededor de la mesa -su nueva especialidad- intentando hacerle una foto decente. Lo más fuerte del tema, es que, tras más de veinte intentos infructuosos e inservibles, creo que con foto decente el padre se refería a una foto más o menos como sigue: M. en actitud chulesca, con el pelete sucio a lo Kurt Cobain, e incluso, para rizar el rizo, le hubiera gustado que el nene, por su propio pie, hubiera hecho ese gesto tan rock, ese gesto mundialmente conocido con esos dos dedos hacia arriba que indica que lo estás gozando con el rock, que en ese momento eres el amo, el rey de la fiesta, el más heavy del lugar.
Lo que el padre no debe de saber es que yo creo, en mi humilde opinión, que el crío estuvo a punto de hacerle ese otro gesto, también con la mano pero esta vez con un solo dedo, ese gesto que se hace cuando uno está literalmente hasta las narices de que le llamen mientras intenta cruzar hasta el sofá sin apoyo; ese gesto que sale del alma cuando uno se harta de que le estiren la camiseta mientras intenta coger de entre uno de sus pliegues ese trocillo de galleta perdido; ese gesto que tanto te desahoga cuando te hacen una cresta por quinta vez cuando tú estás disfrutando a tope restregando el cogote por la alfombra medio de lao. Por suerte -para nosotros- o por desgracia -para M.-, todavía no sabe ni cómo se hace ni lo que significa ese gesto.
Al final dejó el tema de la foto por imposible, claro, y se lo comía a besos mientras se dirigían a la zona del grunge y buscaban el año exacto de publicación del Nevermind para ponerse a saltar como locos, con los pelos al viento en medio de nuestro salón, al ritmo de In Bloom.
Y la que tiene la foto bonita, la foto que no se esperaban, la foto que les recoge partidos de risa y vestidos cada uno con su camiseta de grupo musical, soy yo. :)

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