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viernes, 31 de mayo de 2013

Barriendo pa´casa

Quedarse en el paro es un palo. Para mí supuso un gran drama, muchas lágrimas con mi bombo de nueve meses, insultos al exjefe, a la exjefa…de todo. Peeeero hay que reinventarse, hay que tirar hacia delante, hay que salir de los baches. Fundamental la actitud, el dejar fuera la autocompasión (en tu interior sigues renegando y cortando cabezas cada día que te acuerdas), el tener ganas de vivir y disfrutar de la vida que viene, de la que va tocando, de la que uno elige cuando puede.
Por todo ello, ya hace meses que soy procasa total, no es algo que yo haya elegido pero tampoco parece que vaya a cambiar, aunque no por eso dejo de intentarlo. Pero estos ocho meses con mi nene diariamente me han cundido para mucho, pero para muchísimo más que para estar cuidando de él (aunque es la más gratificante de todas las tareas jeje). No hay cabida para la preguntita: ¿y no se te cae la casa encima? Esa época ya pasó. Bye bye.
En estos ocho meses me he convertido en toda una chef a nuestra medida. De siempre me ha gustado cocinar, pero el tiempo que tengo ahora ha sido una maravilla para mejorar e innovar. El mundo postres es lo mejor, aunque ahora lo tenemos vetado porque seguimos a plan (¡ya sólo me quedan dos kilos!). Los mediosdías en la cocina con M. sentado en su trona guarreando con una patata cocida o con una galleta o con un trocillo de pan y yo dale que te pego a los fogones, a los libros de cocina, a las recetas en la pantalla del ordenador…luego las apunto en mi cuaderno de recetas, lo voy poniendo bonito. Y cuando llega el padre nos lo zampamos. Para esto nunca había tenido tiempo. 
Otra cosa genial: somos una familia grande, mi madre tiene cinco hermanos y somos un montón de primos…y siempre pasa algo. Nunca había podido estar presente o ser de ayuda, pero en estos ocho meses he podido ir a recoger a abuelos, llevarlos al pueblo, acompañarlos al médico…siempre con M. en su maxicosi en el coche o en su fular cuando nos bajamos. Lo disfruto mucho también, echar una mano, estar disponible para estas cosas. Y lo mismo con las amigas, ellas sueles estar más ocupadas que yo…así que nos amoldamos y es fácil quedar y ponernos al día.
La costura y la lana. Coser y tejer me encanta. Desde hace años regalo mantas de colores cuando tengo que hacer un regalo a alguien importante, pero claro, antes tenía que empezar con unos seis meses de antelación o algo así, porque el tiempo que tenía diariamente era muy poco. Ahora no es que sea mucho más el tiempo que tengo, pero saco más ratillos: cuando M. se entretiene con algún juguete un rato, en una de sus minisiestas, cuando está con el padre dale que te pego a poner música y a bailar por el salón, cuando se quedan en el baño hasta que M. se pone como un garbanzo (aunque este momento me encanta y me gusta siempre estar cuando le bañamos). Así que en esto también ha sido un descubrimiento estar en casa, la carpeta de pendientes no hace más que aumentar de tantas cosas como me gustaría hacer pero ¡todo llegará!
La jardinería. Ya hablé de ello en otro post, salir por las mañanas al jardín y respirar el olor a tierra y flores sintiendo el fresquito de la mañana es un momento del que no había podido disfrutar plenamente hasta ahora.
La “vida” entre semana. Esto es algo que me fascina. Recuerdo durante los tres años que estuve trabajando cómo cada vez que tenía un día libre o tenía que cubrir alguna cosa fuera de la oficina u organizar algún evento en el centro…me encantaba mirar a los matrimonios jubilados saliendo del mercado, a los tenderos en sus tiendas, a las madres que como yo ahora salen a pasear con sus bebés todos los días, miran aquí, miran allá, hacen una foto al churumbel, entran en la panadería….a toda esa gente que vivía entre semana su vida habitual, y que a mí me llamaba tanto la atención harta de estar entre paredes de cristal en la puñetera oficina, que estaba a su vez dentro de un parque empresarial en las afueras. Pues ahora soy yo la que vive este día a día y la que disfruta de él, de que me conozcan en el súper, de coger todos los días el pan en la panadería de mi tío y que las señoras saluden a M., de hacer mi recorrido de una horita diaria por los caminos del pueblo a toda leche (esto es relativo, con un carrito o con un bebote al fular tampoco se puede correr tanto jaja).
Disfrutar de mi madre, hacer planes con ella, verla con M., aprovechar ratos que están ellos dos juntos para hacer alguna cosa para mí, hacerles fotos.
Dar clases de inglés a mi hermana. No se le da nada bien, y siempre le explicaba cosas a última hora de la noche el día antes del examen y por teléfono. Ahora nos hemos puestos dos días a la semana fijos en los que mi madre se queda con M. y ella y yo damos unas clases estupendas, que le vienen bien a ella…y me vienen mejor a mí, me siento activa, preparo ejercicios…genial. Hice el máster para ser profe el año pasado, y es una forma de ejercer jeje.
Y la mejor de mis ocupaciones, la que me tiene más entregada y a la que agradezco cada risa, cada momento junto a él…M. No me he perdido nada de su crecimiento, estamos 24 horas juntos, 7 días a la semana…y está siendo un aprendizaje alucinante.
En cuanto a la casa, pues no siempre la llevo al día, el montón de plancha a veces se tambalea y todo, hay días que el baño lo tenía que haber hecho antes de ayer…pero hay cosas más importantes, como desparramar todos los juguetes en el salón, o pasarnos la tarde pintando manos y huellas de M. en cartulinas de colores.
Y…como no se sabe cuánto puede durar esto, disfruto a tope de esta etapa. Cuando llegue otra nueva, ¡ya le sacaremos sus cosas buenas!

1 comentario:

  1. Me gusta el optimismo con el que te has tomado esta nueva etapa de tu vida: sacar lo bueno de una mala situación. A mí aún me comen los demonios cuando pienso cuando me echaron del trabajo, pero de todo hay que aprender y crecer. Si no te hubieran echado, no podrías disfrutar de tu peque de la misma forma.

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